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miércoles, 26 de septiembre de 2012

La chispa que faltaba

La veda ha quedado abierta. Si en las Cortes de la Carrera de San Jerónimo reside la sede de la soberanía nacional del pueblo español, algo falla en el sistema. La comparación que hacía María Dolores de Cospedal, Secretaria General del Partido Popular, con el 23F, se ha quedado corta. Lo ocurrido en Neptuno se remonta años atrás de aquel Golpe de Estado.

El Estado español arrastra, desde que Zapatero capituló allá por mayo de 2010 ante los señores mercados, un grave problema. Ya no somos nosotros quienes elegimos nuestro futuro, parafraseando a Rajoy. Es Europa, bajo la tutela de Draghi, Merkel, y demás pseudopolíticos y tecnócratas, la que parte y reparte la mejor parte (si es que la hay y queda algo de ella). En esta clara cesión de soberanía, Alemania tiene mucha culpa. Teme la inflación, es el mayor de sus miedos, y arrastrará al resto de países al pozo antes de admitir que llevamos dos años en picado desde que los recortes se usan como receta para salir de esta esperpéntica crisis.  El modelo recomendado y EXIGIDO no da sus frutos, porque se intenta exprimir un árbol seco que necesita agua. Reconocer los fallos sería herir su orgullo y es demasiado tarde para dar marcha atrás. Siempre gana Alemania. Juega de manera individual en un escenario colectivo, llamado Unión Europea.

Toda la casta política que sufrimos aquí dentro y allí fuera, recuerda a la que rondaba Europa en período de entreguerras. Es un mal recuerdo y un mal presagio, porque ya sabemos cómo se solucionó la crisis económica de los años treinta, New Deals aparte.

Respecto a España, y relacionado con lo anterior, tenemos otro grave problema, acentuado desde noviembre. El poder ejecutivo es controlado por un Gobierno que no cumple las bases de su programa electoral. No cumple, engaña y miente, miente mucho. Pone parches y centra su labor en recortar a instancias de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, cuya suma se denomina como la temida Troika. La cuestión de fondo es que la deuda pública española no es tan grave como para que los ajustes se centren sólo y exclusivamente en reducirla y bajar el déficit a base de tijeretazos. El quid de la cuestión se centra en la deuda privada (familias, empresas y bancos), que supone MÁS DE TRES CUARTOS DEL TOTAL DE LA DEUDA QUE TENEMOS. Aquí la culpa la tiene aquel vecino que se metió en una hipoteca que no podía pagar y ya de paso se compró un coche; aquella empresa que solo veía color de rosa en el horizonte o ese banco que soltaba dinero a espuertas. Sumemos un Ejecutivo que no sabe dónde tiene la mano derecha y el cóctel tendrá imprevisibles consecuencias.

Nuestro Gobierno donde dice digo, digo recorto y si alguien le critica apela al espíritu de responsabilidad y a la herencia recibida. Está bien, Zapatero fue un pésimo gestor y despilfarró el superávit. Pero subiendo impuestos directos e indirectos a la gente, no se arreglan las cosas. Hay millones de parados en nuestro país y la solución NO ES CONTRAER MÁS LA ECONOMÍA. Los que no trabajan volverán a casa de sus padres y los que ya no tienen recursos de ningún tipo, acudirán a comedores sociales. Los pocos que mantengan sus empleos gastarán lo justo y suficiente para vivir y dejaremos de generar los suficientes ingresos como para mantener los gastos del Estado.

Cuando al frente de la situación debieran estar los más preparados para afrontar y gestionar esta crítica situación, el asunto pinta en bastos. No es fiable un Gobierno con un líder tan dubitativo como Rajoy; no confíen en Luis de Guindos, responsable de Lehman Brothers en España y Portugal cuando éste quebró y desencadenó la crisis de las hipotecas subprime en 2008; pocos sabrán qué experiencia aporta Fátima Báñez al ministerio de Trabajo, cuando su vida laboral se ha centrado en el Partido Popular, al igual que Ana Mato, que en un añito ha reventado la SANIDAD PÚBLICA ; no es hábil Cristóbal Montoro y sus prepotentes formas, dando lecciones de economía en las sesiones del Parlamento, a sabiendas de que los inventos fiscales que realiza revolverían de su tumba al  mismísimo KEYNES; mencionar a Wert sería perder tiempo y neuronas...

¡Anda! ¿y soluciones? Los impuestos a las rentas altas, la tasa Tobin, gravámenes especiales, lucha contra el fraude fiscal, cambio del modelo autonómico (para ajustar, que no RECORTAR), reforma de la ley electoral... Por favor, ni se hable, no lo mencionen, tápense la boca. Que la cosa está muy malita para abrirla. Y si la abren, protestan y se enfrentan a la policía tengan cuidado, no vayan a quedarse en silla de ruedas. Pero OJO, que la chispa hoy se ha encendido y la veda ha quedado abierta.

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